Creo que no hay cosa que me guste más que el chocolate, no se si es eso de las endorfinas, las conexiones eléctricas o que rayos sea, lo que se es que provoca en mi un placer inigualable.
El otro día vagando por Coyoacán vi un pequeño letrero que decía chocolates, como no teníamos nada mejor que hacer nos adentramos en un pequeño pasaje y llegamos a un lugarcito pequeño con un par de mesas, puros chavos jóvenes atendiendo y la verdad es que al sentarme nunca pensé que podría llevarme la sorpresa que me llevé, increíble, tienen un chocolate de agua del estado de Tabasco; helado, intenso... suculento, sólo por él vale la pena la vuelta.
El lugar es muy curioso, te sirven en jícaras y tarros muy nuestros, los servilleteros son de peltre, venden una que otra pequeña artesanía linda, y su carta aunque compacta tiene plasmados los sabores que son el gancho que sin duda, te harán regresar: chalupitas de chapulines, tamales de chocolate, natillas de chocolate, en fin, se los dejo de tarea para probar.
La cita es en la Rifa, en la calle de Ignacio Allende 45, Local 14, Col. del Carmen Coyoacán
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